Y… la Patria ya no es de todos?


     
Desde el inicio del correismo nos bombardearon hasta el hastío con frases cuyo objetivo ha sido el lavado del cerebro, como aquella de “la Patria ya es de todos”.

Antes de proseguir, quiero entender bien el significado de Patria: Según el diccionario de la Real Academia:

(Del lat. patrĭa).

1. f. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.

2. f. Lugar, ciudad o país en que se ha nacido.

Si la patria es un legado que tenemos todos por derecho desde nuestro nacimiento, entonces decir “la patria ya es de todos” es como decir: ahora sí tu madre ya es tu madre; antes no lo era. El objetivo claramente separatista de esta frase era hacer creer a la gente que, por culpa de “los otros”, no tenía nada, ni hogar, ni tierra, ni pertenencia a un lugar y con la llegada de Correa, la pertenencia mágicamente se materializó.

Y ahora, nueve años después de una desenfrenada y descarada corrupción administrativa que ha llevado al país al borde de la quiebra, de quien es la patria? Será que Patria para los correistas era una especie de botín que todos podían arranchar (el que más pueda, mejor) como recompensa por haber recuperado algo que antes estaba secuestrado?

Continuando con las definiciones, entendemos como “patriotismo: Amor a la patria” y “patriota: Persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien”. Estos conceptos están (o deben estar) muy arraigados en el personal de Fuerzas Armadas, quienes fueron llamados a defender a la patria y juraron protegerla incluso con su vida, de ser necesario.

La noción de patria ha sido casi siempre experimentada por las personas que viajamos a otro país por un tiempo más o menos prolongado. Es una noción de pertenencia al lugar que nos vio nacer y/o donde crecimos. Al encontrarnos afuera con un “compatriota” desconocido, experimentamos una sensación de acercamiento que normalmente no la sentimos cuando estamos aquí. Esta noción de pertenencia con nuestra geografía, nuestra gente, nuestra música, etc., es la que nos mueve ahora a los civiles a defenderla y luchar por ella en las calles y por cualquier medio a nuestro alcance, porque no queremos perderla ni la queremos destruida, para dejarla como herencia a nuestros hijos y nietos.

Pero, qué pasa con el resto? La corrupción, desproporcionada o no, es una manera de traición al resto de ciudadanos de nuestro país, más aun cuando conlleva persecución, agresión física y verbal y hasta asesinato. Es una de las más execrables formas de traición a la patria al permitir que el país pierda cantidades ingentes de dinero, se destruya sus áreas naturales y se permita que la generalidad de la gente aumente su nivel de pobreza, con tal de ellos ganarse una comisión para su propio y personal beneficio.

Y a los militares, acaso algún rabo de paja les impide reaccionar y darse cuenta de que al proteger y obedecer a quienes ejercen de esa manera la corrupción están siendo cómplices de traición a la patria a la que juraron defender? Acaso después van a explicar a sus hijos que, porque son obedientes y no deliberantes, hicieron todo lo que un tirano corrupto ordenaba, incluso agredir a sus compatriotas como si fueran personas de inferior calidad?

Qué pasa con los empresarios, que ven todo esto como un proceso incierto al que hay que esperar y ver qué mismo sucede, para definir de qué lado mismo están?

Qué espera la mayoría de la gente que, aunque está en desacuerdo con el gobierno, su tiranía y su corrupción, prefiere no hacer nada mientras no experimenten de una manera más directa que afecta a su bolsillo y todas sus pertenencias? No están esperando a ver cuál será el nuevo magnífico presidente que llegue a “conceder al pueblo” todo lo que no les ha dado Correa? Es así como quieren a su patria?

En relación con todos los habitantes beneficiarios de la herencia de esta patria, no somos más que un grupo limitado de personas quienes estamos dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias, independientemente de nuestra raza, afiliación política o clase socioeconómica, hombro con hombro, como verdaderos hermanos, por el bien que esperamos para nuestra sagrada y amada patria.

Ya la historia lo dirá: no fueron las Fuerzas Armadas las que acudieron al llamado a defender a la patria de sus amenazas, sino un grupo de patriotas de la población civil que, contra toda probabilidad e incluso contra la actitud de las fuerzas del orden, quienes mantuvieron en alto la esperanza e hicieron honor a la bandera y a las notas sagradas de nuestro himno.

Santiago Jácome

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