Por Boris Mantilla
La promoción política ya empieza su primer hervor, podemos ver a unos políticos probándose como organizadores de marchas fallidas, otros descalificando a sus adversarios por lo que han hecho o han dejado de hacer con el corréismo. No entendieron nada sobre la supuesta unidad, aún no son candidatos oficiales pero ya están heridos y deteriorados. Qué fácil es darnos cuenta a quién no debemos apoyar pero qué pocas opciones nos quedan. Mientras tanto el mayor desfalco económico de los últimos 16 años está listo para ser servido, el dinero electrónico no invade los celulares del pueblo pero sí las cuentas corporativas de los proveedores del Estado, destruyendo la economía de personas y empresas.
Están muy ocupados los políticos tratando de asegurarse una cancha para poder jugar en las próximas elecciones, algunos lo apuestan todo, vemos a un político en su página de Facebook que publica repetidamente una invitación a la ciudadanía para salir a las calles, lo hace con el apoyo de un par de fan pages de oposición, pero en las calles no se ve a esos políticos recibiendo a sus seguidores que llegan en poco número. Eso de estar «en las buenas y en las malas» sólo ocurre en las novelas.
Así mismo muchas de las redes de oposición ahora no sólo que demuestran sus afinidades políticas sino que descalifican a sus adversarios, se dicen cosas como «ex gobiernista», «izquierdozo miserable», «comunista traidor», «antes chavista y ahora falso opositor», todo esto denota que la clase política está desesperada, se siente tan incompetente que trata de descalificar al oponente, pensando que de esa forma le quedará algún espacio para sí mismo, luego tratan de demostrar que jalan algo de gente a las calles, pero lo hacen solitos porque ya no les queda contrapartes para coordinar, se han enfrentado entre todos, han perdido su poder de negociación con las organizaciones sociales y políticas.
La política tiene un efecto Inhibidor que bloquea los sentidos de la sencillez y la humildad, en su dimensión paralela creen que son los únicos y los mejores, se sienten invencibles, con derecho a hacer lo que deseen, Dios nos libre de lo que hagan cuando logran el poder, en definitiva, nos queda claro de todo lo que son capaces.
Mientras tanto el dinero electrónico es un hecho por más que intentamos convencer al vecino que se trata del mismo demonio materializado en moneda digital. Sin embargo el gobierno en vez de pagar el sueldo del vecino, se encuentra pagando a sus proveedores por cifras superiores a los $100,000, por supuesto, el dinero electrónico no se lo ve en la tienda del barrio, ni el sánduche de la esquina ha tenido experiencias electrónicas, la cantidad de usuarios todavía es incipiente pero las ofertas de transacciones electrónicas empiezan a ser grandes.
¿Quién acepta semejante sacrilegio a la dolarización? Agentes de bienes raíces, vendedores de autos de lujo, inversionistas nacionales y bancos, los mismos bancos que niegan su uso para sus clientes, pero desde el segundo piso ya adquieren dinero electrónico con descuento, que luego pueden utilizar para pagar impuestos o revenderlos a mejor valor a otros clientes que también los usarán para pago de impuestos.
Este tipo de negocios ya ocurrieron antes con el tráfico de Unidades de Valor Constante (UVC), Certificados de Depósitos Reprogramados (CDR) y la venta y compra del Dólar en la época del Sucre para uso en el encaje bancario. Temas desconocidos para el común de los ecuatorianos pero que caracterizaron a los autores clandestinos del feriado bancario, facilitaron el nacimiento de muchas fortunas y la destrucción de los sueños de muchos ecuatorianos. Hoy en día se llama Dinero Electrónico (D.E.) y los oportunistas de la especulación ya han reservado una gran fortuna para aprovecharse de esta gran oportunidad.
¿Y qué hacen los políticos al respecto? Jugando a la politiquería, bien gracias!
Por eso es que los ciudadanos debemos revelar quiénes son los traficantes de estos nuevos D.E., hay que estar atentos para hacerles un buen escándalo a las empresas que trafiquen D.E. con descuento. Porque tarde o temprano llegará a tu bolsillo D.E.$1 que valdrá $0,50 ese día habrá sido muy tarde.