Me molestan por un lado las grotescas expresiones LGBTI para llamar la atención sobre la legalización su estado conyugal o de las groserías de las feministas al defender sus ideas en defensa del aborto. Pero quiero hacer una reflexión a todos los demás y quiero que tomen mucha atención a las siguientes realidades que la sociedad está ignorando:
1) Los abortos o las relaciones LGBTI no dejaran de existir porque alguna ley las prohíban, existirán y ocurrirán aunque no nos gusten, aunque no nos parezca lo correcto para la vida. Incluso sin una ley existirán de forma clandestina.
2) Las actividades clandestinas o ilegales se prestan para que el crimen ponga su ley sobre esas actividades, por un lado los abortos clandestinos se seguirán dando bajo condiciones precarias y peligrosas para la salud de las mujeres que recurren a ellas y que quedan en manos de criminales no solo de bebés sino de sus madres y además de la corrupción de autoridades que encubren estos lugares clandestinos.
Los matrimonios gay intentarán formar sus familias de forma irregular, usando adopciones fraudulentas y la consecuente formación de mafias de tráfico de niños financiadas por la ilegalidad de este acto.
3) Podemos pensar que es “indigno” (criminal) matar a un bebé en fecundación, naturalmente que si, pero del mismo modo la sociedad ha legalizado múltiples actividades “de perversión” o “en contra de la vida” justamente para poner orden en ellas, se me ocurren algunas y probablemente no estén de acuerdo conmigo pero mencionaría a la prostitución, los moteles, prostíbulos o actividades que atentan contra la estabilidad de vida sobre el planeta como la minería y la pesca industrial.
Son actividades a las que nos hemos acostumbrado a que existan incluso podemos pensar que son necesarias y al mismo tiempo atentan de una u otra manera a la formación de nuestros hijos o a la sobrevivencia. Pero son actividades reguladas justamente en Pro de la salud o de minimizar el impacto al resto de la vida.
Conclusión:
En base a estas tres premisas sugiero que las leyes que se planteen deberían ser reguladas y propuestas por ciudadanos sensatos que vean más allá de los hechos que regulan, pensando en el efecto que estas leyes tienen al evitar la proliferación de mafias o que se filtren este tipo de actividades clandestinas dentro de la administración pública, corrompiendo el sistema y todo esto debido a que existe el pensamiento erróneo de declarar ilegal algo para erradicarlo. Al contrario, lo ilegal degenera más que lo legal y en la legalidad se podría poner una gestión de trabajo social para dar seguimiento a cada caso, algo que de otra manera sería imposible.
Sonaría mucho mejor que les de otro mensaje pro vida, como él de esos asambleístas Kirchneristas que limpian sus nombres con mensajes “pro vida”, que hasta los curuchupas conservadores les aplauden sin darse cuenta que lo que ellos buscan es solo aceptación o votos. Es que en eso siempre vamos a estar de acuerdo todos, no queremos esas prácticas en nuestra sociedad, pero el problema nadie lo resuelve con pronunciarse en contra o negándose a crear las leyes.
No me culpen, solo reflexionemos, porque estas guerras en contra del aborto o las relaciones LGBTI ya las perdimos hace mucho, no nos queda más que poner orden en ellas porque prohibirlas será imposible.
Boris Mantilla
