MANENA VASCONEZ·FRIDAY,
Ayer tuve la suerte de estar, junto a mi familia y mis dos hijos pequeños (quienes, por su corta edad, iban por primera vez al Estadio Olímpico Atahualpa), en lo que para mí es un partido que pasó a la historia del Ecuador.
En las afueras del estadio, miles de adultos, jóvenes y niños caminan hacia las puertas de entrada. Se observan decenas de camiones municipales, llenándose velozmente de donaciones para los damnificados mientras las filas avanzan entusiastas hacia el interior. Al final del evento se supo que fueron varias las toneladas de donaciones recaudadas.
Desde mi poco o nulo conocimiento de fútbol puedo decirles que percibí la entrega total de los jugadores en la cancha… realmente lo dieron todo… quisiera decir por su equipo, pero me corrijo… ¡por su país y su gente! Espectadores vestidos de todos los colores, camisetas de la Liga, Barcelona, Quito, Emelec, River Plate, etc. sin distinciones. Todos unidos por una cruzada solidaria por las provincias afectadas por el terremoto.
Los goles no se gritaban, se los lloraban y a coro se escuchaba “Manabí… Manabí… Manabí” o “Sí se puede, sí se puede, sí se puede” y mi preferido…. “Ecuador!!! Ecuador!!! Ecuador!!!”… Y así cantamos el primer gol… golazo!!! Y el segundo, de penal, terminando el partido 2 a 0.
Todo fue tan hermoso que muchos no nos dimos ni cuenta que el penal marcó el final del segundo tiempo y de un partido que todos recordaremos por siempre. No sólo por la calidad de fútbol que observamos sino por las lágrimas de emoción al entonar el himno nacional, al ver a nuestros oponentes entrar a la cancha con un mensaje de solidaridad y de esperanza; y por estar todos juntos, como Ecuatorianos de corazón, sin imposiciones políticas o sectoriales, ayudando a nuestros hermanos, sintiéndolos cercanos y sabiendo que cada día está más cerca un mejor futuro para el Ecuador.