El gobierno espera un modesto impacto del despertar del Cotopaxi, pero se prepara para el peor escenario posible declarando un Estado de Excepción que restringe los derechos constitucionales. Un El Niño, de magnitud similar al de 1997-98, es otro desastre natural que puede o no materializarse.
Los indicadores más frescos en su mayor parte apuntan hacia abajo. El dólar continua apreciándose y ahora China deprecia su moneda. El petróleo alcanza un nuevo nadir, y las perspectivas no son promisorias. Por lo que el Ecuador está con altos costos fijos, mientras que los ingresos petroleros se reducen a un goteo. Los depósitos caen: la población prefiere atesorar billetes.
La estrategia oficial es patear el problema hacia adelante, con mayor endeudamiento. El problema podría aliviarse con políticas amigables a la inversión, pero el Presidente persiste en elevar los impuestos a la plusvalía y a la herencia.
Tomado del informe ejecutivo de Grupo Spurrier
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