Sin sombrero de analista, a continuación intentaré ponérmelo y compartir unos apuntes – quizás desordenados- sobre lo que está pasando.
Inmediatamente luego del terremoto la sociedad civil organizada y no organizada (ciudadanía), el sector empresarial, el gobierno local se vuelca al activismo de la donación y ayuda a la gente. Un gesto de infinita solidaridad, que yo por lo menos no había visto antes. Quizás también la experiencia del entusiasmo se magnificó por que la solidaridad es transmitida en vivo – minuto a minuto- en las redes sociales. Es una solidaridad viralizada. Una maravilla. Le proporciona calorcito al corazón, para que también. Lindo el país. Unido. Arrimando el hombro.Luego de un día o dos, en las redes se inicia nuevamente la batalla. La ciudadanía crítica de Correa comienza a reportar el caos en la coordinación y respuestas gubernamentales, las barreras burocráticas, el uso indebido de las donaciones y la ausencia de un reconocimiento explícito al esfuerzo realizado. En una suerte de “competencia por el selfie” la ciudadanía se envuelve en un simulacro al estilo Baudrillard, y comienza el ping pong con el Presidente. En el ring, además del Presidente y su aparato, se agrupa gente aún alineada y/o no tan crítica del gobierno para solicitar treguas. Complejo pedido a quienes han sido deslegitimados, humillados y vapuleados por el Presidente en sus Sabatinas y de un apabullante aparato de comunicación durante 9 años. Pedir moderación, fue como intentar pasar un elefante a través del ojo de una aguja.
El pedido de tregua se sepultó luego del anuncio de medidas económicas que realizara el Presidente a través una cadena nacional el 20 de Abril. No me voy a detener en el contenido de éstas (aunque al momento que estoy escribiendo – 1ero de Mayo- las cámaras de la producción, comercio y de industrias han emitido un pronunciamiento en contra de las medidas Reconstruir el país, Reconstruir la economía, Reconstruir la confianza ), pues ya hay varios análisis al respecto. Destaco lo que mostró esa cortísima cadena nacional. Correa recitó las medidas desde un telepronter. En ningún momento se conectó con el esfuerzo de reconstrucción que la ciudadanía y el sector empresarial había llevado adelante, en ningún momento llamó al diálogo, a la unión. Se mostró como siempre autosuficiente, soberbio. Cerró la cadena con la muletilla “Hasta la Victoria Siempre!”.
Con esa muletilla buscó reafirmar el control político. Pero no lo logró. Y no lo logra.
Ahí hubo un quiebre. Un quiebre que se acentuó con los episodios que siguieron – la amenaza del Presidente de apresar a quién grite desaforadamente por ayuda, el restablecimiento de las Sabatinas, la trifulca entre el Ministro Ponce y un Mayor de las FFAA, el establecimiento de un fondo de reconstrucción sin integrar a la ciudadanía y sector privado.
Las redes hirvieron y también lo hicieron las calles. En la semana que pasó (25 abril al 1ero de mayo) se realizaron dos plantones, una marcha y una acción irruptiva clausurando las instituciones gubernamentales inútiles.
Claramente las acciones de protesta y de desobediencia civil pacífica se están multiplicando. Correa y AP están perdiendo el protagonismo político y con esto erosionando su legitimidad a pasos agigantados. La gente, en las redes, en las calles, en la zona de desastre se ha convertido en protagonista. El despertar de la agencia social. Luego de 9 años de bonanza que cooptó a la ciudadanía y silenció su agencia, ahora con la escasez y la emergencia se vuelve a despertar.
Correa desde la esquina del ring ahora responde a las ciudadanía en las redes. En el ping pong ahora él es quién está a la defensiva. Por lo pronto ya no tiene tarima. Las Sabatinas se realizan sin show. Con esto se ha cortado uno de los lazos más fuertes que tiene el Presidente. Desde el micrófono y con los aplausos él construye realidades y destruye a sus enemigos. El circo de USD 30,000 semanales se cerró – al menos por el momento- y con este cierre la ciudadanía en redes logró un gran triunfo, muy simbólico. Las clausuras ciudadanas tuvieron el mismo efecto. Su difusión fue masiva, recogieron el sentir de la gente. Sin embargo, en la Sabatina Correa ya las sentenció como politiqueras. Y supongo que en su afán de controlar lo político vendrán trolleos, ataques cibernéticos, desprestigio a los grupos en las redes.
Sin embargo, la bola de nieve está creciendo. Cada vez es más grande la indignación y la ansiedad acerca del futuro económico. Esto juega a favor de la ciudadanía en redes, pues Correa y AP siguen absortos en sus estrategias. Sufren de una miopía bárbara. Se ha cambiado el libreto y no saben como acomodarse. No logran leer la indignación. No tienen empatía, no saben como ponerse en el papel del de a pie. Y, en su ceguera están disparándose a los pies.
¿Cuál será el desenlace? Hay demasiados elementos que complejizan el escenario (i.e. campaña electoral, posible referendo para enmendar la enmienda y dar paso a que Correa pueda ser reelegido, Acuerdo Comercial con la EU, etc). Lo que si es claro, es que las redes seguirán hirviendo, robándole protagonismo a Correa. Robarle eso que tiene tanto poder simbólico, al igual que lograr que no hay show en las Sabatinas es un golpe importante. Adicto a ser protagonista, el emperador se está quedando desnudo.