Eso es más o menos como acceder a entregar un cuchillo a un niño de dos años para que corte naranjas, puede ser que se sienta muy solvente manejando el cuchillo pero las posibilidades de catástrofe son enormes.
Al parecer, en estos días el único confiado de que la economía vaya sobre ruedas es Correa, todos los demás parecemos los espectadores de un circo viendo a los trapecistas y nos preguntamos ¿en qué momento se van todos al suelo? ¿Cómo hacen para seguir ahí?
El secreto del arte se llama «dolarización», pese a que muchos piensan que la dolarización es el hermano débil de la economía, en realidad es el cimiento del legítimo milagro ecuatoriano. El Ecuador no conocia recesión desde el inicio de la dolarización, pese a que su nacimiento fue difícil y sus primeros pasos parecían imposibles, después de ese mes de marzo del año 2000, cada paso fue siempre más fácil que el anterior.
Hoy en día los proyectos cuestan más de lo presupuestado no por culpa del diferencial cambiario sino por los sospechosos intereses de sus contratos. Un vehículo hoy cuesta más pero porque así lo dispuso Correa, pero los ecuatorianos contamos con la seguridad de que cada dólar que metemos en nuestro bolsillo rendirá su mismo valor el momento que lo saquemos de ahí para realizar cualquier pago, eso ocurre gracias a la dolarización.
El verdadero enemigo de la economía es la «especulación», también uno de los mejores negocios del mundo, pero no se trata de magia, cuando alguien gana alguien más debe haber perdido. Y si alguien gana mucho de seguro alguien perdió mucho. Eso es lo que ocurría antes con la especulación del precio del Sucre, pero puede ocurrir también cuando los precios caen como ahora con la especulación del precio del petróleo, en todos esos escenarios existen ganadores y perdedores.
Correa se aprovecha de la ignorancia del pueblo al tratar de convencernos que países como Colombia o Rusia devaluaron sus monedas debido a la genialidad de sus gobiernos, pero la realidad es que casi ningún mercado cambiario hoy en día está bajo el control del estado, excepto países como Venezuela donde los especuladores hacen su agosto en el mercado negro del dólar y el único perdedor es el pueblo. En Argentina ocurría algo muy parecido, pero cuando Macri ordenó levantar los controles monetarios, el precio del dólar se ubicó en un punto intermedio entre los valores del mercado negro y del oficial.
Los ecuatorianos parecemos pilotos con los ojos vendados, no vemos el camino y hacemos caso a todo lo que se nos dice, por eso nuestra navegación es errática y muy imprecisa, hacemos correcciones constantemente y nadie sabe con certeza cuáles son los motivos de nuestros golpes. Que la dolarización sí, que la dolarización no, que gastemos todo lo que tenemos, no que mejor ahorremos, que lo bueno es que el gobierno emplee a los ecuatorianos, no que mejor deberíamos incentivar la producción y que los ecuatorianos se levanten sobre sus propios pies, que los ladrones del pasado, que los ladrones del presente, en fin. La realidad es que resulta muy difícil ver la situación estando dentro de la caja y con los ojos vendados.
Para poder tener un punto de referencia en esta ceguera, debemos tener en cuenta que las leyes de los números son las mismas para las cifras gigantes que para las diminutas, si sabemos sumar 1+1 podremos sumar cualquier cosa, es decir que lo que es bueno para mi casa tiene que ser bueno para el país.
Y si alguien te pide permiso para especular con tu moneda nacional, aunque le pongan nombres sofisticados como «timbre cambiario» o «moneda electrónica», por favor no te dejes estafar.
Correa prefiere comerse al país antes que reconocer su fracaso, para financiar la revolución de este 2016, el gobierno está vendiendo el Ecuador a depredadores como los chinos y turcos, entregándoles nuestros recursos naturales. Nuestros nietos no conocerán el Ecuador que conocimos nosotros si alguien no le pone un PARE a todo esto.