Durante las marchas nos preguntábamos: .-«¿Hasta cuándo marcharemos juntos?» .- «Hasta que llegue el momento político, arribaremos a un punto donde deberemos apoyar a nuestro candidato preferido, mientras tanto todos tenemos un enemigo a quien derrotar», «cuando llegue el momento todos votaremos por el más opcionado» esa fue nuestra instrucción.
Pero ese momento «político» parece haber llegado y esa «unidad» que fue ciudadana pero que jamás logró ser política se ha esparcido por todos lados. Ahora cada grupo se considera el más opcionado y reclama a través de sus seguidores el apoyo del los demás ciudadanos, para cumplir el ofrecimiento de «unidad» que se suponía debió ser negociado entre los partidos porque los ciudadanos en eso ya cumplieron.
Pero amigos y compañeros de lucha, la recta final aún no ha llegado. Quedan poco más de 3 meses y decenas de escándalos por destapar de lado y lado, aún no sabemos quién logrará sobrevivir a esta campaña política, la cual sabemos forrará de verde al país con nuestro propio dinero extraído de nuestros bolsillos con creatividad correísta, los bombazos de lado y lado no tardarán en llegar y con mucha seguridad los porcentajes electorales cambiaran.
Pero no nos vayamos tan lejos, aún quedan casi todos los binomios por definir, esos personajes levantaran o terminaran de hundir a los presidenciables. Luego vendrán las ofertas de campaña, una competencia de «¿quién da más?» con ofertas como ¡Trabajo! ¡Casa! ¡Estudio! ¡salud! Una especie de mercado parecido al ¡Precio Bomba! ¡Llame ya! pero a cambio de tu voto.
Es iluso creer que será fácil sobrevivir ilesos a febrero, pero también es iluso pensar que la batalla será más fácil en un uno a uno. Algunos están sugiriendo que se vayan todos a su casa y dejen a un solo opositor en la disputa por la presidencia, este pobre será el que reciba todos los tortazos del oficialismo y supuestamente debería representar a toda la diversidad cultural de nuestro hermoso país. Tarea heroica pero más heroica sería que los demás depongan sus posiciones cuando detrás tienen ideas, principios, gente, cultura, ideales y sobre todo un CNE que amenaza con dejarles sin licencia para operar como partidos políticos si no logran la votación mínima. ¡Ay caramba! ¡Qué difícil se les pone! Y se nos pone, porque esto significa candidatizar algún presidenciable o formar alianzas para ganar visibilidad, pero tachen «alianzas», parece que aún nos falta importar el conocimiento para hacer eso.
De todas formas estamos de acuerdo que deberían existir al menos 2 opiniones de oposición en candidatura, principalmente para que la voz de todos tenga representación en las elecciones, pero también para poder distribuir la fuerza del tortazo de campaña que lance el oficialismo o el troll center, será más fácil dosificar esos golpes entre algunos.
Lo ideal hubiera sido que se junten bloques de ideologías contrastadas, pero eso no se pudo ver ni en sueños, lo cual demuestra que la disputa de izquierdas contra derechas todavía necesitarán mucho tiempo adicional para conciliarse y lejos estará ese tipo de soluciones de ideologías combinadas como las que se aplicaron durante el gobierno de Obama para salir de su crisis inmobiliaria. Aún estamos lejos de una mentalidad pluralista.
Esperemos que al menos la voz de los vencidos llegue a ser escuchada por el ganador para que el próximo gobierno logre consensos y pluralidad.
Entonces no pidamos deponer las candidaturas fuertes porque aún no está dicho con cuál «puente» cruzaremos el río, evitemos autodestruirnos porque eso solo fortalece a la cortina en silla de ruedas con la que planean cubrir 10 años de barbaridades políticas, injusticias y corrupción. El puente que quede en pie será el que usemos y eso lo sabremos en febrero, hasta eso la lucha no ha terminado señores pero les recuerdo que esa lucha no es entre nosotros.